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Por qué 

es

la mejor película de la saga

Todos hemos nacido con un fénomeno, ya sea la televisión a mediados del siglo pasado o Pokémon en la década de los 90 como dos claros ejemplos. Pero Pokémon en los videojuegos convivió con un éxito literario sin precedentes, la saga de aventuras más importante de todos los tiempos con unas cifras de venta millonarias, y es que en 1997 dio comienzo la que se convertiría en la primera novela de la franquicia que rompería todos los récords y que daría pie a que millones de niños imaginaran asistir año tras año al colegio Howarts de magía y hechicería; en 1997 se estrenó Harry Potter y La Piedra Filosofal.

Un éxito tan rotundo como este no pasó inadvertido para Warner Bros obviamente y en el mismo año del lanzamiento de la novela el productor, que más adelante estaría involucrado en todas las entregas posteriores, le presentó la novela a Warner con el fin de llevarla a la gran pantalla; en 1999 JK Rowling, autora de las novelas, firma un contrato por la licencia cinematográfica de las primeras 4 obras y en 2001, a manos de Chris Columbus, se estrena en cines la primera película que formaría este universo, por supuesto rompiendo la taquilla.

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Mucho se ha dicho de Harry Potter en sus diferentes entregas, que habían perdido la magia, que el tono oscuro había arrancado de cuajo la inocencia y en mayor parte el espiritu que una vez fue bandera de esta ya histórica franquicia; pero al contrario de la opinión extendida de que esto ''ya no era Harry Potter'' voy a explicaros por qué esta penúltima entrega me parece, ya no solo la mejor de la saga, sino una película fantástica por méritos propios y que, junto al resto de trabajos de David Yates, supera a las entregas más antiguas y posiblemente más recordadas como son La Cámara Secreta o La Piedra Filosofal.

ESTE TEXTO INCLUYE SPOILERS DE HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE PARTE I , ASÍ QUE SI NO LA HABÉIS VISTO RECOMIENDO QUE LO HAGÁIS ANTES DE LEER ESTA OPINIÓN.

La cinta arranca con una declaración de intenciones muy importante, ningún lugar es ya seguro; el nuevo ministro de magia da un discurso con un mensaje muy importante, protegeos, pues el peligro está aquí mismo; la cinta no arranca con Harry como sí hacen el resto, si no que con este primer plano ya nos da una idea de la dimensión de aquello a lo que se enfrentan, el ministerio que nunca se había preocupado por Voldemort ahora le teme y los oídos sordos de Fudge ya no le salvaran de la amenaza. Después

observamos en primer lugar como los Dursley, tan apegados a Harry como de costumbre, abandonan su casa por miedo a que Voldemort vuelva y dejan a Harry solo en el lugar en el que pasó su triste infancia. El lugar en el que Harry había vivido gran parte de su niñéz estaba ahora vacío por el peligro incipiente que se cernía sobre el mundo; la propia Hermione le borra los recuerdos sobre ella a sus padres para protegerlos y que no la sigan porque va a embarcarse en un viaje suicida, esto es totalmente opuesto a lo que veíamos en el principio de la saga por motivos obvios, y, como veremos más adelante, el peligro rompe cada convención que teníamos sobre este universo, para ver que más allá de Howarts este no es un mundo fácil.

En el mundo que nos presenta esta penúltima entrega la corrupción política llega a su cénit y vemos como las alargadas manos del señor oscuro toman el control incluso de la única fuerza de seguridad y orden del mundo mágico proclamando sus pensamientos extremistas como aquellos correctos e irrefutables en los que el origen del nacimiento y la sangre que corren por las venas de cada persona es más importante que las aptitudes o la honestidad, siendo ejecutada al comienzo una profesora de Howarts simplemente por pensar de una forma distinta a este ''régimen'', la raza mágica es superior, nadie puede discutirlo, y su líder es el mago supremo, nadie puede dudarlo.

Y es que en el pasado la saga ya había mandado mensajes críticos en contra de la educación precaria y esclavista o el poder del gobierno en un sistema que no le pertenece tanto como desea ( Dolores Umbridge en La Orden del Fénix ), pero es aquí dónde vemos su máximo exponente gracias a esa busca y captura que se hace en contra de Harry y por supuesto de la manipulación social que hace la prensa y el gobierno por culpa de los propios integrantes de sus filas, corruptos hasta la médula, ¿no os suena de nada?

Pero es que la cinta no sólo brilla en su contexto y en cómo altera las reglas de su política para mandar un mensaje, vamos a centrarnos ahora en sus personajes y su desarrollo.

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La orden debe ser más fuerte que nunca porque la amenaza que temían no solo esta aquí, está haciéndose cada vez más fuerte; el plan principal es llevar a Harry con ellos y así poder urdir un plan para acabar con el señor tenebroso. Durante ese camino de vuelta, una escena de persecución fantásticamente rodada, Hedwig muere y con él parte de la infancía del, ya no tan joven, mago. Tras ese encontronazo cara a cara con los mortífagos el peligro ya no reside simplemente en que nadie les detecte, además las tensiones entre ellos mismos se llevan al máximo, algo que se explotará más adelante con un poder mucho más profundo. Con esto la orden se debilita y Harry, Ron y Hermione deben ir solos, para no poner en peligro a nadie más.

Y aquí llega mi parte favorita de esta entrega y la razón principal por al que corono a esta cinta como la mejor sin duda, el desarrollo de sus personajes y las sensaciones que me produce al ver al trío protagonista dando todo lo que pueden de sí mismos en un entorno ajeno para ellos.

No tienen un camino claro ni unas directrices a seguir, simplemente un objetivo final al que no saben como llegar, esto deja a la trama desenvolverse en el clímax de las relaciones entre los tres amigos. Harry debe destruir a Voldemort y para ello encontrar los Horrocruxes, es valiente y quiere hacer pagar al señor oscuro por todo lo que hizo de una vez por todas; Hermione no va a permitir que Harry se vaya solo, porque le importa demasiado para ello, como siempre su actitud sobreprotectora intenta anteponerse a los acontecimientos pero al ver que no puede manejar nada de su situación, no solo se desespera en silencio con una magnífica actuación de Emma Watson, es que su personaje avanza una barbaridad y madura a base de golpes; finalmente Ron sigue siendo ese niño con miedo que vimos en la primera entrega que debe hacerse fuerte para no caer cuando todo lo que ocurre a su alrededor le está aterrorizando; ya ha visto a su hermano al borde de la muerte y cada día escucha la radio para cerciorarse de que no le ocurra nada a aquellos que quiere.

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Son personajes fantásticos con unos trasfondos muy interesantes, y lo mejor es que el guión no huye de ellos, ahonda en qué significa estar ahí y cuales son sus prioridades.

Cuando el horrocrux acaba por consumir a Ron por culpa de los celos que siente de que Hermione prefiera a Harry antes que a él y todo lo que están pasando ellos solos, es cuando el enfrentamiento entre Harry y Ron ocurre y cuando se desarrolla mi relación favorita, la amistad de Harry y Hermione.

Harry y Hermione cargan no sólo con el peso de destruir a Voldemort sino con haber perdido a Ron por culpa de la situación límite que están viviendo; la sensación de que una guerra se está formando y que no se puede parar es tangible y lo que se explotará en la segunda parte aquí planta sus semillas de una forma fantástica. Ambos se pueden apoyar simplemente el uno en el otro y gracias a eso nos regalan unas escenas preciosas que desarrollan a ambos muy bien. En especial la escena del baile es de esas que cuentan absolutamente todo sin decir una palabra y una de mis escenas favoritas de la cinta, es una relación que se cuenta sin decir nada, con gestos y miradas.

Pero es que no sólo es esa introspección que tanta falta le hacía a la saga, es un conjunto de detalles que fortalecen a la película y que dejan ver que su director sabe exactamente qué está haciendo con este material. El cambio de género de aventuras a atracos o terror, las dosis de humor que se siguen manteniendo aunque de una forma mucho más comedida que las beneficia porque nunca entran en el momento que no deben ni se dejan llevar por la absurdez, saben como entrar y salir y como cortarse a sí mismas para no dejarse llevar pero aportar una sonrisa en el espectador.

Mención especial para el desarrollo de personajes como Draco Malfoy, que tras lo visto en El Misterio del Príncipe aquí tiene un rol más interesante jugando entre dos aguas y con un papel muy importante de cara al futuro, además de Bellatrix Lestrange, que tendrá mi amor-odio de por vida por la genial interpretación de Helena Bonham Carter y sus pequeños detalles combinado con escenas como la de la tortura de Hermione brilla con luz propia.

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Pero es el uso del sonido el que más me ha sorprendido sin duda, es comedido, sabe cuando entrar y tocar la fibra sensible con la magnífica pieza de John Williams y cuando abstenerse y focalizarse en la respiración de los personajes o el ruido de las pisadas en un charco mientras la tensión se hace con la situación. Es sorprendente lo bien que sabe usarla para jugar con sus elementos, porque en ningún momento rompe el tono y es consecuente con lo que quiere contar, y a veces se nos olvida el papel tan vital que juega la música en esto.

Por todo esto Las Reliquias de la Muerte Parte 1 me parece superior al estilo y la pureza de las dos originales, de la tercera parte que supuso, valga la redundancia, un punto y aparte en al saga con una esencia única, a la cuarta entrega, olvidable en todos los aspectos, a la quinta cinta, que consigue iniciar el camino que recorreremos hasta el final con un nivel muy alto, una sexta parte algo más lenta pero que rinde para contar una de las historias más interesantes del mago, y una octava película, el final apoteósico que no llega al nivel por estar centrada en la batalla absolutamente pero que cierra con buen hacer la franquicia.

Se que la mayoría preferirá Azkaban, pero que se le va a hacer, a la gente le gusta La Que Se Avecina y Avatar,

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