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La naturalidad de

Her, 2013 (Spike Jonze) es una cinta absolutamente fantástica que se sustenta mayoritariamente en un pilar fundamental, la relación entre Theodore y Samantha, hombre e inteligencia artificial que hablan, cantan y sienten como el resto de nosotros, que consiguen demostrar su ternura con la simple espontaneidad de su relación ; Her apostaba por llevar eso al eterno debate sobre máquinas y personas, pero aquí tenemos Firewatch, que no solo basa su propuesta en esos diálogos comunes y totalmente naturales entre personas sin ningún rasgo diferenciador o grandilocuente, sino que no intenta siquiera trascender con ello. Esta es una obra personal que sin sus protagonistas no sería (literalemente) nada en absoluto, este es el verano de Henry.

Podríamos decir que en Firewatch no pasa nada, si Henry no hubiese estado en ese bosque de Wyoming nada trascendental habría cambiado, si Delilah no estuviese en la torre de comunicaciones todo seguiría en orden, pero es precisamente ahí donde residen las mayores fortalezas de la obra, en no querer contar nada en concreto, no hilar con una trama que le de un sentido conjunto a todo (lo intenta, pero no brilla ni de lejos y ocupa la segunda mitad del viaje). Firewatch sabe exactamente donde debe fortalecerse y donde debe dejar fluir a un par de actores de doblaje que brillan con luz propia en el colorido bosque del estado norteamericano entretejiendo unos diálogos que nos dibujarán una sonrisa en la cara con una facilidad pasmosa.

''Es realmente bonito cuando una obra tiene unas metas tan sinceras y honestas; las de simplemente mantener un diálogo con otra persona a la que, de una forma u otra, quieres.''

Firewatch busca los momentos de intimidad e introspección y consigue que una acción tan estúpida como la de pulsar el walkie para comunicarnos sea la forma de romper la barrera entre espectador y jugador y de que seamos Henry; la herramienta del videojuego en su máxima expresión, con la pulsación del walkie entramos en su dinámica de diálogos y terminamos por simplemente pulsarlo al caminar porque se siente natural, porque queremos hablar con Delilah y simplemente tener una conversación agradable, y es realmente bonito cuando una obra tiene unas metas tan sinceras y honestas; las de simplemente mantener un diálogo con otra persona a la que, de una forma u otra, quieres.

Firewatch está repleto de situaciones que nos hacen sentir bien sin gritar a nuestra cara que debemos llorar o reír porque esta obra tiene que transmitirnos sensaciones; son esas conversaciones opcionales, esos chistes de los que te ríes sin decírselo a nadie porque son tan malos que sueltas una carcajada involuntaria, es esa pregunta estúpida que te parece tierna , esa rima que ya has oído mil veces pero que si la desprenden los labios adecuados quedas prendado como un niño porque no te importa el fondo, sino la carcasa. Firewatch no se ahorra los paseos, lo cual parece arriesgado en un entorno en el que los viajes rápidos se imponen para los mundos abiertos, porque la experiencia no está en el destino sino en el viaje en si mismo como nos han enseñado obras tan dispares como Journey y The Walking Dead A Telltale Game Series o cintas como Locke, 2013 (Steven Knight). Firewatch aboga por la experiencia del viaje como narración principal, por la repetición de escenarios y la forja de un arco argumental poderoso a través de diálogos y situaciones sin quitar en ningún momento el control al jugador y haciendo de esta, una experiencia narrativa para todos los públicos pero pudiendo ser degustada por paladares más exigentes.

''Firewatch es esa rima que ya has oído mil veces pero que si la desprenden los labios adecuados quedas prendado como un niño porque no te importa el fondo, sino la carcasa.''

El simple detalle de Henry sujetándose al bajar la escalera, los tartamudeos de Delilah y sus enfados cuando sobrepasas sus límites; son puros, son reales y son aquellos que diferencian a las obras maestras de los intentos fallidos.El propio bosque de Wyoming es un personaje en sí mismo, uno lleno de secretos que queremos descubrir pero que nos deleita visualmente a cada segundo que vagamos por sus bosques y riachuelos, me he parado a escuchar el sonido del agua en una pequeña catarata mientras Delilah me hablaba sobre sus sentimientos, sobre cómo había vivido los últimos años, y es ciertamente sorprendente encontrar momentos de tamaña tranquilidad y armonía en una industria de, en su mayoría, disparos y espectacularidad como únicas bazas.

Firewatch es una obra distinta incluso desde su campaña de publicidad, ocultando que era exactamente, sin dejar claro ‘de que va’ Firewatch porque, al fin y al cabo, Firewatch trata a las personas no a sus historias pasadas, sí, hay momentos para recordar el pasado y dar un trasfondo necesario a su protagonista, pero Firewatch trata el aquí y ahora, y es totalmente consecuente con su mensaje; acaba cuando acaba su verano, cierra sin acabar sus arcos porque no estamos asistiendo a una obra que tenga un hilo prefijado, incluso en su concepción narrativa, y en su forma de llegar a una conclusión, Firewatch es personal y distinto. Es el verano de Henry, su evasión del mundo, no su vida, este es un período que marca un antes y un después, y nos quedamos con lo bonito de imaginar cual será su futuro, hemos vivido aventuras, hemos conocido a gente, hemos reído a carcajadas durante una noche entera; este es un verano para el recuerdo, un maravilloso verano que se disfruta de principio a fin, un verano inolvidable.

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